Oscuridades.

Me levanté de un impulso del sillón cuando al girarme vi una enorme araña negra (casi de mi tamaño), justo a mi izquierda… aferrada a la tela roja con sus ocho patas grandes y peludas. Completamente estática en medio de la sala, intentaba resolver la situación. No deseaba matarla pero tampoco la quería en mi casa, después de cavilar en varias soluciones ninguna me pareció la apropiada. Me costaba respirar. Era su vida o la mía! Me decidí, tomé el tubo de la aspiradora y con coraje fui a por ella… pero reparé con pánico que era muy pequeño para el tamaño de la araña, me estallaba la cabeza y en ninguno de los pedazos se hallaba una salida. Cuando su cuerpo giró y sus ojos me miraron, mi universo estalló de espanto y desperté al fin…

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